Artículo escrito por Claudia Núñez (Chile).
El concepto de tutoría académica se centra en aquel espacio de orientación, contención y mediación en cuanto a los procesos académicos de los aprendices dentro de su formación escolar. Si bien existen diferentes orientaciones del trabajo tutorial, lo importante es considerar cuál es el propósito que se otorga a la acción misma. Para algunas instituciones educativas el trabajo se realiza como objetivo de evitar la deserción académica, la reprobación de asignaturas o bien, desde una mirada remedial al proceso académico.
La educación ha experimentado varios cambios en torno al desarrollo de los procesos de aprendizaje-enseñanza de los estudiantes, uno de ellos es la posibilidad de atender a la diversidad que se evidencia dentro de las aulas.
El docente en sus prácticas pedagógicas no solo debe centrarse en el contenido, sino también considerar la importancia de promover las habilidades que subyacen a las áreas académicas, mediante el perfeccionamiento de estrategias de acompañamiento para el estudiantado, no únicamente desde el ámbito académico, sino que también desde lo integral.
Es así como este espacio de tutoría académica recobra importancia como una instancia de aprendizaje mediado, de apoyo, de orientación, con un significado y trascendencia única.
Existen diferentes formas y estrategias de acompañamiento en este tipo de consejería. Es así como las acciones que se llevan a cabo de manera consciente posibilitan el fortalecimiento de las emociones asociadas a este.
Este trabajo intencionado genera un ambiente propicio para la construcción del conocimiento, planificación y estructuración del estudio, el desarrollo de los procesos atencionales, la comprensión, el despliegue de la memoria, y el perfeccionamiento de las funciones ejecutivas en el aprendizaje estratégico.
Por otro lado, la participación activa y recíproca, que se evidencia entre ambos permite el despliegue de los aprendizajes e instancias de compartir experiencias, emociones, la comunicación activa, pero por sobre todo, la reflexión, lo que sin duda, posibilita en ellos establecer espacios de retroalimentación, de resolución de conflictos, reforzar positivamente al estudiante en su trabajo individual, como además momentos de sinergia entre la cognición y la emoción. De esta forma, se genera una conexión orientada tanto hacia la mediación e integración del proceso académico como también el desarrollo de las habilidades, capacidades destrezas y emociones.
En Chile, los docentes reconocen la importancia que guarda enseñar a pensar y desplegar habilidades cognitivas en el proceso educativo, mediante acciones intencionadas y con significado.
Así también dentro del trabajo tutorial, se genera un espacio de reflexión y diálogo entre el mediador y estudiante, una comunicación recíproca, que va más allá del aprendizaje reproductivo, sino más bien, reflexiones críticas, mediadas, que invitan a la generación de nuevas ideas y conexiones.
Si bien, no todos los establecimientos educativos llevan a cabo el programa de tutoría académica, es importante considerar que cada aprendiz es un mundo diferente, con un potencial cognitivo y características únicas desde su individualidad; por lo tanto, a través de esos espacios de monitoreo, supervisión y trabajo guiado es posible brindar las herramientas necesarias que permiten el desarrollo del conocimiento, las habilidades socioemocionales y actitudinales que subyacen al saber.
El trabajo tutorial es una instancia de acompañamiento, en que se genera un trabajo colaborativo, recíproco, y cuyo significado se funda en la necesidad de mediar el desarrollo cognitivo del aprendiz; cobrando sentido el hecho de contemplar con un nuevo matiz la mediación puesto que este más que un momento de orientación desde lo académico, permite a los estudiantes, salir del espacio de aula, para experimentar un instante de desconexión, lo que posibilita el cambio profundo, desde la raíz, desde la esencia del proceso cognitivo y sobre todo, desde las emociones asociadas a este.