Artículo escrito por Tania Yovanović (Chile). Título completo: Transformación sistémica: La clave para la Empresa del Nuevo Mundo.
El liderazgo es otro elemento fundamental en la Transformación Sistémica. Los líderes deben ser conscientes, cambiando el mindset, de que el mundo actual es cambiante, no lineal y que las personas nos hemos transformado, por lo que las empresas o se transformar o mueren, no hay más.
¿Qué es la transformación sistémica? En simple, se trata de un proceso de cambio profundo en una organización que aborda la transformación digital y cultural al mismo tiempo. Pero lo fundamental acá, es que una empresa no puede ser verdaderamente sostenible y sobrevivir a este “nuevo mundo” si solo se enfoca en la tecnología, sin considerar el impacto que tiene en sus colaboradores, clientes, sociedad y medio ambiente. Ese es el enfoque sistémico: considerar que todo lo que hacemos (productos, servicios, marketing, inversiones, etc) tiene un impacto en todo: en lo social, ambiental y económico, directa o indirectamente.
El propósito de la empresa es el punto de partida de este proceso de transformación. El propósito no es solo una declaración de intenciones, sino un compromiso que guía todas las acciones de la empresa. Es importante que la empresa tenga un propósito claro y bien definido, transformador y masivo, que vaya más allá de generar ganancias y que esté alineado con los criterios ASG (ambientales, sociales y de gobernanza). Un propósito de este tipo es una motivación para los colaboradores, aumenta la lealtad de los clientes y genera un impacto positivo en todo el ecosistema.
De acuerdo con un estudio de Deloitte, las empresas que integran su propósito en su estrategia de negocios tienen 30% más de posibilidades de lograr un crecimiento significativo (Deloitte's 2021 Global Human Capital Trends Report).
El liderazgo es otro elemento fundamental en la Transformación Sistémica. Los líderes deben ser conscientes, cambiando el mindset, de que el mundo actual es cambiante, no lineal y que las personas nos hemos transformado, por lo que las empresas o se transformar o mueren, no hay más. Deben estar dispuestos a cuestionar su forma de liderar (que es lo más difícil) y a escuchar a sus colaboradores y clientes. También deben ser capaces de comunicar el propósito de la empresa y de conocer qué motiva a sus colaboradores, para trabajar juntos en función de ese objetivo. Acá vital el trabajo interno del o la líder, el conectarse con su ser, dado que las habilidades “blandas” son las que priman.
Según un estudio de McKinsey, el 70% de las transformaciones digitales no cumplen con sus objetivos debido a la falta de atención a la transformación cultural, por lo que la cultura de la organización es el tercer factor importante. Y esta se refiere a los valores, creencias y comportamientos que son compartidos por los colaboradores de la empresa. Pero acá atención, para la transformación cultural, primero hay que diagnosticar cuál es la cultura actual, cuál es la deseada y cuál es la velocidad de cambio posible. Que en general, para este nuevo tipo de empresa, se requiere transitar hacia una cultura colaborativa, ágil, inclusiva, adaptativa, y con foco en las personas. Como también que permita que los colaboradores se sientan seguros de expresar sus ideas y opiniones, y tengan la libertad para experimentar, cometer errores y mejorar. La cultura, por supuesto, debe estar alineada con el propósito de la empresa y nos debe dar luces de a quién buscar cuando atraemos talento.
La tecnología es solo una parte de la transformación sistémica. La que puede ayudar a mejorar la eficiencia y la productividad de la empresa, pero no puede ser el foco principal. La tecnología debe ser utilizada de manera estratégica para apoyar el propósito de la empresa y para mejorar la experiencia del cliente y del colaborador. El punto de la tecnología es el que genera más confusión cuando hablamos de Transformación Digital, se cree que es lo fundamental, pero es solo una herramienta. Importante, pero herramienta al fin.
Por último, la organización debe tener un enfoque de triple impacto: social, medioambiental y económico. Debe ser consciente de que todo lo que hace tiene un impacto en el mundo que la rodea y esto ya no es un podría ser, sino que es un deber de la empresa considerar cómo afecta su quehacer en todo lo que la rodea. Por este motivo, ahora se están instaurando los criterios ASG en las decisiones desde los directorios hacia toda la compañía. Acá considerar un estudio de Harvard Business Review, que encontró que las empresas que adoptan un enfoque de triple impacto superan a sus competidores en cuanto a la rentabilidad y la sostenibilidad a largo plazo.
En resumen, la Transformación Sistémica es un proceso de cambio profundo que aborda la transformación digital y cultural, donde la empresa debe tener en cuenta todos los aspectos de su impacto en el mundo, desde los colaboradores, clientes y proveedores, hasta la sociedad y el medio ambiente. La transformación sistémica se basa en un propósito transformador, un liderazgo comprometido, una cultura inclusiva y colaborativa, un enfoque de triple impacto, y por supuesto, apoyada por la tecnología.
Para que este proceso de transformación sea exitoso, es importante que la empresa involucre a todos los colaboradores y partes interesadas. Todos deben estar alineados con el propósito. La empresa debe establecer objetivos claros y medibles. Y además, la empresa debe ser flexible y estar dispuesta a adaptarse a los cambios y a los desafíos de este mundo no lineal.
Ya no es una opción, es un deber empresarial el adoptar un enfoque sistémico que considere generar un impacto positivo en lo social, económico y medioambiental, que de paso le permita a la empresa sobrevivir en este mundo, aumentando la lealtad de los clientes y de los colaboradores y mejorando su reputación y finalmente la rentabilidad.