Artículo escrito por José Raúl Vaquero Pulido (España).
En mi reciente viaje a África, tuve la oportunidad de hablar con algunas empresarias, que me contaron los problemas a los que se enfrentaban cada día.
Uno de los más importantes era la persistencia de prejuicios contra la mujer en el lugar de trabajo, aunque estuviera dominado por mujeres.
El acoso sexual, los entornos laborales hostiles y los prejuicios sutiles siguen siendo obstáculos. Las mujeres de color se enfrentan a obstáculos aún más tremendos para ascender y, en consecuencia, tienen aún menos probabilidades de ascender a puestos directivos o desarrollar sus empresas.
Según un reciente artículo publicado en Forbes, hay cuatro sesgos que conducen a nuestros lugares de trabajo sexistas:
- Sesgo de afinidad: Hace que los hombres prefieran contratar, trabajar y socializar con otros hombres.
- Sesgo de género: Hace que las personas y las organizaciones prefieran ver a hombres en puestos de liderazgo de alto nivel mientras ignoran o infravaloran las contribuciones de las mujeres.
- Prejuicio de grupo: Al menospreciar la diferencia, lleva a los hombres a excluir a las mujeres de las redes informales que favorecen la carrera profesional.
- Prejuicio de statu quo: Expresa una preferencia por lo familiar o una mayor comodidad con ello.
Los estereotipos de género desencadenan prejuicios que perpetúan mentalidades y comportamientos discriminatorios, por lo que ha llegado el momento de renovar el panorama profesional para hacerlo verdaderamente integrador.
¿Pero cómo, cuando, por desgracia, todos mostramos prejuicios sexistas en mayor o menor medida, consciente o inconscientemente?
¿Cómo podemos nosotros o nuestras empresas ser conscientes de nuestros sesgos inconscientes cuando incluso hemos enseñado a nuestros ordenadores a mostrar sesgos?
Las empresas deben garantizar que los procesos de contratación y promoción extienden la igualdad de oportunidades a hombres y mujeres, por ejemplo con una «evaluación ciega» o «entrevistas de contratación estructuradas» para garantizar que todos los candidatos son evaluados según criterios pertinentes y predeterminados relacionados con el rendimiento laboral.
¿Y las relaciones comerciales? ¿Están libres de prejuicios? Me temo que no.
Las empresarias africanas con las que hablé me dijeron que les resulta muy difícil establecer conexiones comerciales internacionales, especialmente con los mercados europeo y estadounidense. Y este es un problema muy importante porque les impide acceder a inversiones o asociaciones para resolver sus necesidades empresariales.
Desde Mujeres Líderes América, estamos organizando encuentros online con empresarios/as y emprendedores/as de todo el mundo para generar puntos de conexión que rompan estos sesgos y nos permitan generar negocio con las mujeres africanas.
¡Y es que juntas y juntos avanzamos!