Artículo escrito por Raquel Valle (España). Título completo: El emprendimiento como asignatura pendiente.
Cuando somos niños nos preguntan continuamente, ¿qué queremos ser de mayor? y las respuestas más comunes suelen ser bombero/a, astronauta, periodista... pero en muy pocas ocasiones, y podemos decir, casi nulas, se suele escuchar "ser empresario/a".
Desde que iniciamos nuestra etapa académica, nos encontramos ante un programa repleto de asignaturas, que van evolucionando progresivamente. Lengua, inglés, Matemáticas... y ¿emprendimiento?
Debo confesar que yo comencé a ser autodidacta en el emprendimiento con 7 años. Tras una mañana de Reyes, en la que me regalaron una maravillosa máquina de hacer perfumes, comencé a crear mis propias fragancias. El ser P.A.S (persona altamente sensible) hacía que mis sentidos estuviesen más desarrollados, así que más allá de considerarlo como una debilidad, lo utilicé a mi favor. De hecho, lo incluí en mi DAFO infantil, dentro del apartado de fortalezas, que, junto con mi ilusión y mis ganas de emprender, fueron el pistoletazo de salida de mi carrera empresarial, comercializando los perfumes de hombre y mujer en el colegio. Esta fue la causa de mi primera visita a Dirección.
Mis padres se miraban entre ellos debatiéndose entre castigarme o reírse. "¿De verdad pretende que castigue a mi hija por emprender?"
Durante los veranos, también jugaba a "las tienditas" usando la parte baja de mi casa en El Hierro. Allí hacía inventario y mi hermano me encargaba los pedidos en inglés. Cuando volvía de nuevo al colegio, ya llevaba adelantado el nivel en idiomas y matemáticas. Mi fiebre por emprender crecía a pasos agigantados. Así que al siguiente año académico me volvieron a reprender por haber constituido, esta vez, una agencia de viajes, haciendo trabajar a mis compañeras con mapas de España y revistas en la organización de viajes de ocio.
Cuando somos niños nos preguntan continuamente, ¿qué queremos ser de mayor? y las respuestas más comunes suelen ser bombero/a, astronauta, periodista... pero en muy pocas ocasiones, y podemos decir, casi nulas, se suele escuchar "ser empresario/a". Es entonces, cuando nos encontramos en la edad adulta descubriendo nuevos y desconocidos terrenos pantanosos. Indagamos en cómo montar nuestro propio negocio, qué documento llevar a Hacienda, cómo solicitar subvenciones, etc. Afortunadamente, las Instituciones y las Asociaciones Empresariales toman responsabilidad en el asunto, y crean espacios de asesoría empresarial, aportándonos una hoja de ruta.
Si bien es cierto que todos podemos ejercer nuestro derecho a elegir en qué formarnos y a qué dedicarnos, ¿por qué no dejar abierta también la posibilidad a emprender? El desconocimiento de la existencia de esta opción como salida laboral y la incertidumbre son los mayores enemigos a los que tenemos que enfrentarnos Así que solo nos queda continuar trabajando, para que el emprendimiento deje de ser una asignatura pendiente.