Artículo escrito por Claudia Núñez (Chile).
Cuando hablamos de expandir nuestra luz interna, queremos decir que la vida nos abraza, nos llama a percibir las situaciones con una mirada distinta, desde otro matiz.
Estamos llegando al final del año, nuestras experiencias han marcado una parte importante de nuestras vidas; para algunas, pueden ser positivas, para otras no tanto. La mente ama a lo conocido, por lo que solemos movernos entre:“no soy como soy, soy sólo lo que estoy acostumbrada a ser”; entonces, nos volvemos adictas a nosotras mismas, a nuestras percepciones, emociones que muchas veces nos estancan en la zona de confort, por el miedo a lo desconocido, preferimos seguro y predecible.
Lo cierto es: “Somos mucho más de lo que pensamos y de lo que tenemos y, cuando comprendemos que nuestra luz interna es nuestra guía”. Para vivir en coherencia, es preciso ser el reflejo de lo que somos por dentro y por fuera, y que el miedo que sentimos no puede limitar los deseos y acciones para lograr nuestros propósitos y el goce que eso traerán consigo.
¿Cuántas veces hemos sentido que el miedo nos paraliza y no nos deja avanzar?. Nuestra voz interna, aquel impulso que nace de la fuente de nuestra raíz nos permite conducirnos por el camino de la sabiduría. Nosotras somos un impulso, perfectamente imperfecto, con sincronía inherente que trae consigo un cúmulo de vivencias , energía y expansión.
Cuando comprendemos la importancia que posee el confiar en nuestra luz, nuestra voz; experimentamos diferentes situaciones en todos los contextos de la vida; la voz nos ayuda a generar un espiral ascendente de energía en coherencia con lo que hacemos, pensamos, sentimos y somos; porque somos un todo. Nos caracterizamos por ser un espiral de luz, poseemos al mismo tiempo: paz y caos; valentía y miedo; todo, nada; y a pesar de estas oposiciones, todo tiene una dirección, una sincronía.
En ocasiones dejamos de escucharnos a nosotras mismas, ya sea por la vorágine de la vida diaria, o por el contexto en el que vivimos, el cual no nos permite ser y estar en plenitud. Los estereotipos impuestos nos hacen cuestionarnos ¿qué hago aquí? ¿merezco esto?; entonces apagamos todo y dejamos de sentir, de experimentar situaciones nuevas, desafíos laborales, personales por el solo hecho de tener miedo e incertidumbre; o bien, nuestra amiga la “ impostora” nos limita y coarta la libertad de ser quienes queremos ser, deteniendo la expansión y sensación de valentía frente a lo que visualizamos; es así que nos dejamos estar en ese estado de miedo, de bloqueo y aunque soñamos con “ser algo más” nos quedamos en esa especie de cubículo “para no sufrir o decepcionarnos de aquello que creemos que no sucederá”.
El miedo es la antesala a nuestro goce, a nuestro éxito, porque el miedo nos permite avanzar, sí, es el estímulo a movilizarnos y no quedarnos con la idea: “¿qué hubiese pasado si la respuesta hubiera sido acepto?” y no “gracias, pero en este momento no deseo cambios en mi vida por que no estoy preparada”; nunca lo estamos, la vida nos mueve, nos alienta a desafiarnos, a vencer el miedo a surfear la ola, a vivir la experiencia que nos conduzca a sentir la vibración del alma en toda su expansión.
En el siglo XVIII, el matemático Leonardo Di Pisa, conocido como ”Fibonacci” expone el sentido de la naturaleza hipnótica del pulso en espiral de la vida mediante la secuencia de los números. En relación a esto; pocas veces nos enseñan a sentir el impulso que nace de nuestras profundidades, sentir el éxtasis de la vida; cerrar los ojos y experimentar como nuestra alma se encuentra en expansión, ya que se confunde la necesidad del ser ese “impulso” con “ser impulsivas”, lo que no tiene el mismo significado. Impulso es la natural armonía de la vida, el pulso de nuestras células que bailan al compás del ritmo de nuestra energía, de nuestra sincronía natural que conforma nuestro ser en toda su plenitud.
Somos una secuencia perfectamente imperfecta, con un mágico impulso, que nos lleva a vivir aquello que desea nuestra alma, pero antes; debemos materializar en el presente, porque el pasado ya no está, es historia; y hoy es cuando debemos cumplir lo que deseamos.
Piensa en grande, en coherencia, en plenitud con tus pensamientos y emociones. Somos un espiral ascendente de energía y amor, cuando deseamos algo, es importante elevar nuestra expansión para dar paso a la materialización de deseos y sueños…
