Artículo escrito por Patricia Arboleda (USA). Título completo: Las mujeres han sido educadas para ser perfectas - Cómo romper el paradigma
Para muchas, el perfeccionismo se considera una virtud. Debido a nuestra historia, tenemos un chip muy incrustado en la cabeza que nos dice que debemos esforzarnos más que nadie para conseguir algo. Aunque este afán de superación puede ser un rasgo positivo, también puede conducir a comportamientos poco saludables.
Para las mujeres, la presión por ser perfectas puede ser particularmente intensa.
A pesar de que las organizaciones están haciendo grandes esfuerzos por cerrar la brecha de género en posiciones de liderazgo, lo cierto es que las mujeres seguimos teniendo algunos obstáculos a los que hacer frente para crecer, ser reconocidas y tener éxito en el mundo corporativo. El reto es desalentador, pero aunque algunos obstáculos son externos, el más importante viene de dentro.
Hoy en día, muchas de nosotras nos enfrentamos a estereotipos y discriminación en el lugar de trabajo, lo que da lugar a una necesidad constante de demostrar nuestro valor. Como resultado, nos sentimos obligadas a ser profesionales ejemplares y a trabajar el doble para que nos tomen en serio, ascender en la escala empresarial y alcanzar el éxito. Esta presión constante termina siendo muy agotadora.
Para romper el paradigma, necesitamos entender de dónde viene todo este comportamiento. Una vez identificado, podemos empezar a replantear todas nuestras creencias y fortalecer nuestra mentalidad para avanzar progresivamente en nuestra vida personal y profesional.
La cultura influye en las mujeres de hoy
Para muchas, el perfeccionismo se considera una virtud. Debido a nuestra historia, tenemos un chip muy incrustado en la cabeza que nos dice que debemos esforzarnos más que nadie para conseguir algo. Aunque este afán de superación puede ser un rasgo positivo, también puede conducir a comportamientos poco saludables.
Es habitual que los padres enseñen a sus hijos a ser lo mejor que puedan ser, a poner todo su empeño en conseguir las mejores notas y a cumplir una lista de requisitos sociales.
Cuando se trata de niñas y mujeres jóvenes, la exigencia es mayor. Una investigación realizada por Girlguiding UK reveló que una cuarta parte de las niñas de 7 a 10 años sentían la necesidad de ser perfectas. Este deseo parece influir en el pensamiento desde una edad temprana.
Al crecer, aprendemos a esforzarnos por alcanzar la excelencia y a no conformarnos nunca con menos que eso. No sólo tenemos que ser las mejores estudiantes, ser educadas y portarnos bien, sino que también debemos sentarnos como “señoritas”, vestir bien para cada ocasión, ser buenas hijas, buenas hermanas, buenas madres, complacer a todo el mundo y no levantar la voz.
Esta lista de requerimientos da a las niñas la sensación de que si fallan en al menos uno de estos, no son lo suficientemente buenas. Una niña que cree que debe ser impecable, o producir un trabajo perfecto en todo momento, claramente será muy infeliz, ya que es imposible que alguna vez logre sus objetivos.
Cómo romper el paradigma
Reconocer los efectos negativos del perfeccionismo
El primer paso para romper con la cultura del perfeccionismo es reconocer los rasgos negativos que tiene en nuestra vida. El perfeccionismo puede conducir al miedo al fracaso, lo que nos impide asumir riesgos y buscar nuevas oportunidades. También puede provocar ansiedad y agotamiento.
En lugar de esforzarnos por alcanzar niveles imposiblemente altos, es clave centrarnos en el progreso. Las mujeres debemos aprender a aceptar nuestras imperfecciones y ver los errores como oportunidades de aprendizaje y crecimiento. Al reconocerlos, podremos cambiar nuestra mentalidad y afrontar el trabajo y la vida con una perspectiva más sana.
Establecer objetivos y expectativas realistas
Las mujeres debemos fijarnos objetivos ambiciosos pero alcanzables, en lugar de establecer estándares imposibles para nosotras mismas. Es esencial asegurarnos de que los objetivos son alcanzables y tener un plan claro para conseguirlos. Esto ayudará a evitar la presión de sentir que debemos ser perfectas todo el tiempo.
Celebrar los logros
Debemos que tomarnos el tiempo necesario para celebrar cuando se haya conseguido algún logro, por pequeño que parezca.
Es importante recordar que si se establecen objetivos realistas, resultará más fácil tener éxito. Cada paso es un avance en nuestras carreras, una oportunidad nueva para reconocer el mérito al trabajo duro y todo el progreso que hemos logrado hacia nuestros objetivos.
Practicar la autocompasión
Las mujeres necesitamos aprender a ser amables y compasivas con nosotras mismas, tratarnos con comprensión y paciencia en lugar de con duras críticas. No pasa nada si algo no ha funcionado como queríamos, tenemos otra oportunidad para mejorarlo.
Hay que romper este ciclo de autocrítica. Como dice la gente: “trátate como tratarías a alguien a quien quieres”.
Buscar apoyo
No estamos solas. Buscar el apoyo de otras personas puede ser una forma útil de mantener una perspectiva saludable. Ya sean amigos, familiares o compañeros, compartir con ellos los retos a los que nos enfrentan o cómo nos sentimos en ese momento sirve de mucha ayuda. También compartir nuestros objetivos y experiencias laborales, nunca se sabe quién puede ayudar a alcanzarlos o animarnos a seguir trabajando para conseguirlos.
Además, buscar la orientación de un coach o un mentor puede ser muy beneficioso para superar cualquier dificultad a la que nos enfrentemos.
Reflexiones
Como mujeres, a menudo nos enfrentamos a la presión de ser perfectas en todos los aspectos de nuestras vidas. Esta presión puede venir de nuestras familias, nuestra cultura e incluso de nuestros lugares de trabajo; y aunque esforzarse por alcanzar la excelencia puede ser beneficioso, cuando se convierte en un comportamiento poco saludable, tiene consecuencias negativas como el agotamiento, el síndrome del impostor y el miedo al fracaso.
Al mantener ideales inalcanzables, acabamos desmotivándonos, nunca nos sentiremos lo suficientemente buenas y nos perderemos de vivir las alegrías de los logros.
Por eso, romper con la cultura del perfeccionismo es esencial para alcanzar el éxito. Las mujeres podemos lograr nuestras metas sin sacrificar nuestro bienestar.
Si eres una mujer con un propósito, pero sientes que el perfeccionismo impide que logres tus objetivos, hay una manera de hacerlo sin sacrificar tu bienestar y desarrollando una mejor relación contigo misma. Únete a mi programa y sal de esa trampa que sabotea tu crecimiento.
Patricia Arboleda Coach
Ejecutiva y de Liderazgo, experta en el avance de las mujeres y las latinas en el mundo corporativo | Conferencista | CEO y Fundadora de Arboleda Coaching | Alta Ejecutiva en Empresas Fortune 500 | Miembro de la Junta Directiva de la Cámara de Comercio Colombo Americana | Promotora DEI.