Artículo escrito por Mariana Hernández Delfino (España).
2023 ha sido un año único por la cantidad de eventos difíciles, sobre todo en el ámbito personal y familiar que me han llegado.
Como lo profesional y lo personal no están separados y somos un todo íntegro y humano, varios temas que he reflexionado para el crecimiento como líderes más completos.
1. Mala racha > es fácil pensar que cuando varios eventos difíciles se unen, es una mala racha y suponer que vendrán tiempos mejores. No creo en rachas. La vida es un camino incierto, con regalos y pérdidas al mismo tiempo. No sé si el año que viene será "peor" o "mejor" porque son etiquetas que sólo dependen de mi actitud ante lo que viene. ¿Duele, molesta, abruma? Si!!! ¿Puedo hacer algo con esto? También: aceptar, no oponer resistencia, no sentirme víctima y ser luz allí donde encuentro oscuridad. Y sobre todo, aunque suene a cliché, cuando más aprendemos y crecemos es en la dificultad.
2. Quejas > Quejarse y cotillear de lo que no funciona es delicioso. Una especie de catarsis colectiva que te une a una marea enorme de pertenencia a la incomodidad. Y me quejo, pero al escucharme no me creo mis quejas tanto como antes. Parecen más bien un guion social repetitivo que conecta más con los demás que la gratitud. Quejarse acerca a los demás: ojo con esto, porque al menos a mí, me quita energía y tiempo para dedicarlo a "move on" y ver lo que SI hay.
3. Presencia > Si alguna vez he agradecido ser aprendiz de meditación por varios años es ahora. Cuando la preocupación me arrastra y miro con más atención, me doy cuenta que estoy en el futuro y asumiendo posibilidades. Y no sé nada. No se qué va a pasar en 3 horas. Sé lo que me gustaría, pero nada más. El presente es el lugar más cómodo y relajante que hay, aunque asusta un poco.
4. Ombligo > Cuanto más me veo el ombligo y pienso en mi, en mi salud, mi familia o mi pérdida, peor me siento. Salirse de uno mismo es una práctica difícil pero muy reconfortante. Además, está comprobado en diversos estudios en psicología que es una fortaleza de carácter. Servir a otros, pensar en otros, ser feliz con la felicidad de otros, da perspectiva.
5. Trabajo como regalo > Puede que yo sea un poco workoholic. No lo sé. Pero muchas áreas de mi trabajo me distraen y divierten y aún en momentos "malos". A veces es agotador dar explicaciones o entender las expectativas de los demás sobre lo que sería mejor, ergo, parar de trabajar. Y si, hay que saber parar. Y también está bien que trabajar sea una inspiración más que una carga.
6. Pausa > este año he tenido que tomar algunas pausas para cuidarme a mi y a otros. El tiempo en blanco (metáfora del papel en blanco del escritor como abismo de inseguridad) es un reto. Detox del rush de adrenalina permanente. Estoy en equilibrio también haciendo nada o haciendo cosas sin un fin productivo. Aún estoy aprendiendo.
6. Liderazgo > en mi trabajo soy percibida como senior, líder, manager. Y hay ciertos skills técnicos, cognitivos, y de actitud que cultivo y practico. También, ser vulnerable, saber manejar incertidumbre, pérdidas y dolor, me hacen ser mejor líder, que para mí hoy, se trata más de asumir la responsabilidad de servir, no de mandar.
No hay malos años, ni buenos años, hay años de vida