Artículo escrito por Ana Lara Moon (España).
¿Cuántas veces te ha pasado asistir a un evento y después de hablar con varias personas recuerdas sólo a unas pocas? Son aquellas que por alguna razón te han sorprendido y se han quedado en tu memoria. El problema es que estos motivos los desconoce tu cerebro consciente que ocupa sólo el 12% de tu mente.
Si buscas en tu cerebro inconsciente podrás encontrar algunas respuestas que por supuesto podrán variar según tu experiencia, tus expectativas y tus intereses.
Lo que es más que probable que si te preguntan lo que te gustó de esa persona no sepas describirlo de manera analítica.
Es lo que los expertos en comunicación llaman tener “presencia”.
Y es lo que tú quieres tener para que, cualquiera que sea la audiencia a la que te diriges, te recuerden y quieran volver a conectar contigo.
Para saber cómo podemos conseguir esta presencia soñada y el impacto que causa es primordial acordar qué entendemos por presencia y asentar las bases para trabajar en ello.
El primer paso es ser consciente de que este concepto es mucho más que una simple imagen física que se pueda conseguir a golpe de talonario.
El segundo peldaño es saber qué significa y para ello encontramos en Google algunas ideas:
1.- Circunstancia de estar presente o de existir alguien o algo en determinado lugar.
2.- Apariencia o aspecto externo de alguien o algo.
Ahora bien, si queremos tener una acepción más normativa podemos basarnos en la primera acepción de la Real Academia de la Lengua:
Asistencia personal, o estado de la persona que se halla delante de otra u otras o en el mismo sitio que ellas.
Otra de las ideas la encontramos en la psicóloga Ammy Cuddy en su libro “Presence” : ”La presencia es el estado de sintonía que permite expresar cómodamente nuestros verdaderos pensamientos, sentimientos, valores y potencial”.
Bajo este enfoque, la presencia se construye desde adentro hacia afuera. Consiste en un alto nivel de conciencia y autoconfianza que proyecta confianza en los demás, para motivarlos e inspirarlos hacia un resultado deseado. Si queremos centrarnos en un entorno más empresarial podemos basarnos en las ideas del libro “Executive Presence: The Missing Link Between Merit and Success” de la economista y empresaria Sylvia Ann Hewlett.
Para esta autora, cuando hablamos de presencia ejecutiva se trata de “la capacidad de inspirar confianza en las personas con las que nos relacionamos de que somos capaces profesionalmente y que somos confiables”.
3.- el tercer escalón es saber cómo desarrollar nuestra presencia.
Después de entrevistar a varios empresarios, Sylvia describe tres áreas que conforman la presencia ejecutiva.
1.- Gravitas: es una de las antiguas virtudes romanas y se define como la combinación de confianza, equilibrio y autenticidad. Esta característica tiene un peso determinante del 67% en cómo nos mostramos ante los demás.
Tener esta virtud tiene un componente innato en nuestra personalidad, pero también podemos desarrollarla si somos conscientes de las competencias y habilidades que debemos desarrollar.
Trabajar en nuestra inteligencia emocional, conocer nuestras emociones, tener el autocontrol y equilibrio necesario y respetar también las emociones de los demás es uno de los pasos a seguir para aumentar nuestra gravitas.
De esta manera, conectaremos a través de las empatía.
2.- Tu comunicación y cómo te expresas ante los demás es el segundo aspecto que actúa en un 28% sobre nuestra presencia.
La comunicación es una habilidad y cómo tal se aprende, se practica y se desarrolla.
Con frecuencia veo profesionales que se escudan tras una falsa naturalidad ante su una falta de preparación y de conocimiento sobre las técnicas de cómo transmitir con autenticidad nuestro mensaje.
La comunicación verbal y no verbal exige un trabajo de coaching y formación para conocer nuestras creencias limitantes y nuestras carencias comunicativas.
3.- Cómo apareces, tu apariencia física constituye tan sólo el 5%.
Es cierto que es un porcentaje pequeño pero no por ello menos importante.
Ser consciente de lo que transmitimos con nuestro exterior nos puede dar pistas para modificarlo o potenciarlo.
En un entorno tan especializado como el de Mujeres Líderes de América es crucial que todas nosotras tengamos una presencia en los entornos donde nos movemos, tanto personal como profesionalmente.
Es responsabilidad de cada una de nosotras responsabilizarse de su formación y crecimiento para conseguir que nos recuerden y quieran unirse a nosotras.
Juntas somos más.